Las Petronas. Kuala Lumpur

las Petronas. Kuala Lumpur.

Las Petronas. Kuala Lumpur

Las Petronas. Kuala Lumpur

Las Petronas. Kuala Lumpur

Las Petronas. Kuala Lumpur

Las Petronas. Kuala Lumpur

Las Petronas. Kuala Lumpur

Preciosa y trucada foto

No salgo de mi asombro. Ya comenté en otro post que llevo un tiempo estudiando las webs que ofrecen viajes a Tailandia, por aquello de ver que hace y oferta la posible competencia.

Mi primera conclusión es que en general, el que programa los viajes, no ha puesto un pie en Tailandia. Pondría la mano en el fuego. Sólo así se explica los rocambolescos recorridos que ofrecen. Así leía el otro día una oferta para visitar el norte de Tailandia. En siete días, seis noches, proponían estar en Chiang Mai, Mae Sariang, Mae Hong Son, Pai, Chiang Rai y Chiang Saen. ¿Es posible hacer todo eso? Hombre, posible es. Me recuerda al reto que propuso mi hermano para el concurso de Barcelo Viajes más que a unas vacaciones. Ya decía antes que “proponían estar”, que es lo único que podrá hacer el inocente viajero, estar. Y yo añadiría cansado, estar cansado.

Otra conclusión evidente es que esos viajes los organizan entre un montón de empresas e intermediarios porque no sé explica de otra manera los elevados precios.

Mis preferidas son las que se venden como pequeñas agencias de viajes. Gente que presume de conocer el país, que insinúa que vive en Tailandia. Hay alguna sensacional, tan cutre que ni siquiera cuida los recursos que utiliza para adornar sus ofertas.

He aquí una foto de ejemplo de una de estas páginas que ofertan viajes a Tailandia.

...

¿Notáis algo extraño en la foto?

Sé que es sólo un detalle, pero sumado al viaje imposible que ofrecen, me hace sospechar que no son muy de fiar. Cualquier los amigos que me han visitado, incluso los que se han chupado la estación completa de lluvias, tiene fotos que no haría falta trucar. Y yo, que si conozco Tailandia y que sí que me la he viajado, tengo más 18.000 fotografías.

Como me ponen mis sobrinos.

Después de escribir el post sobre mi incidente en la moto, recibí un mail de uno de mis sobrinos.

Empezaba muy cariñoso, qué tal estás? cómo llevas las heridas? cuida con la moto que eres, con diferencia, mi preferido de mis seis tíos, y cosas de ese estilo. Luego me doraba un poco la píldora y para finalizar, será que se encendía conforme escribía el mail, me echaba un rapapolvo al más puro estilo profesor de la época franquista. Vamos, que si me llega a tener a mano me suelta dos collejas. Me mola que el cabrón, 20 años más joven que yo, me eche la bronca por mis faltas de ortografía. Me pone.

Al hilo de esto, quería contar la mezcla de situaciones que uno puede encontrarse en Tailandia. Si a la cantidad de etnias que aquí conviven, se une que cada tailandés ha estudiado hasta donde ha podido, el resultado es sorprendente. Akas, lisus, lajus, karen, monk, tai jai y tailandeses, budistas, cristianos y musulmanes, unos vienen de china, otros de Myanmar, la antigua Birmania, y lo único en común a todos es su afán por sobrevivir. Puedes encontrar tais que no escriben tai, akas que leen y escriben aka y birmano y sólo hablan el tai, lisus que hablan lisu, el lisu es sólo lengua hablada, y tai, tais que hablan chino, y muchos de ellos que hablan inglés aunque pocos lo escriban.

Y cuento esto por dos cosas. La primera es para contar la difícil situación en la que están algunos tais. Si en España es difícil encontrar gente que no sepa leer, en Tailandia no es extraño. Así que en muchas situaciones están perdidos, casi en peor situación que los extranjeros, ya que en muchos sitios los letreros están en los dos idiomas. Se me ocurre, por ejemplo, que el examen teórico de conducir está en los dos idiomas. O la mayoría de las indicaciones de carretera, o muchas de las indicaciones en edificios públicos. Olvídate de internet o de rellenar cualquier formulario.

Es evidente que a nadie le gusta reconocer que no sabe leer, quizás les resulte un poco humillante, así que suele pasar que cuando le das a un tai que no sabe leer, un texto para que te lo lea se produce una situación un poco violenta, y es que a pesar de sus esfuerzos por leerlo, al final tiene que reconocer que no entiende ni pápa.

Cuestión de gustos

Que hay tailandesas guapísimas nadie lo pone en duda, lo mismo que las hay horrorosas. Es cuestión de gusto y de cánones de belleza. Ahora, la que es muy guapa es la ostia.

Personalmente me cuesta encontrar tailandesas que me llamen la atención. No digo que no existan, digo que resulta difícil. Me pasa que las veo en los dos extremos, o muy guapas, o muy feas. Y con un hándicap, y es que envejecen mal. Aun con todo, hay algo en ellas que si me resulta atractivo, su feminidad, aunque esto es algo común también en los ejemplares machos de este país. Es un país muy femenino. El suave y melodioso tono de voz también y sus minúsculos cuerpos también tienen su punto.

Se esta celebrando Miss Tailandia 2012, y claro, si en un país con más 68 millones de habitantes, seleccionas a las más guapas, y si además las recortas y coloreas para la ocasión, el resultado es espectacular,
Miss Tailandia 2012

Miss Tailandia 2012

Miss Tailandia 2012

Miss Tailandia 2012

Miss Tailandia 2012

Nosotros las pillamos paseando por Chiang Mai…

Paseando por Chiang Mai. Foto: Ernesto Dolz

Aun con todo, me quedo con Pinky…

Pinky

Las fotos son del Bangkok Post, de Ernesto Dolz-Barberà y de la propia Pinky.
PD: No sé por que narices ahora wordpress no permite poner pies de foto, con lo que me gustan a los pies de foto.

Cuando Murphy esta de vacaciones

Lo puedo contar porque bien está lo que bien acaba. Tuve un accidente hace una semana y esta vez, todo lo que podía salir mal, salio bien, y eso es mucho decir. Murphy estaba de vacaciones.

El viernes por la noche fui a un concierto de música a unos 40 kms de Chiang Mai, ciudad en la que resido. Como el concierto no es el motivo del post, sólo aportaré dos pruebas gráficas. En la primera estoy haciendo el indio con uno de los componentes de la banda, y en la segunda, intentado explicar cómo ponen los cubatas en la Campana de los perdidos de Zaragoza.

Con uno de la banda

Intentado explicar como se ponen los cubatas en España

Alrededor de la una de la mañana me quedé sin tabaco, así que decidí ir con la moto al 7 eleven más cercano. Pero no llegué. Sigo sin recordar qué me pasó. El primer recuerdo que tengo es despertar en un songtaw, con la cara ensangrentada debido a la herida en la ceja, y lo mismo en que los codos y las rodillas, por donde mis vaqueros se habían rasgado. Totalmente desorientado.

Songtaw versión Chiang Mai

Songtaw versión Chiang Mai

Hay muchas historias sobre la actitud de los tais ante el accidente de un extranjero. No dudo que la gente pueda contar malas experiencias, yo mismo he presenciado algunas, aunque creo que el sur del país es más propenso a los malos rollos. Siempre he pensado que hay dos tailandias, con dos tipos de tais. De sur a norte, cuanto más subes, más simpáticos y hospitalarios son los tailandeses. Diría que su hospitalidad es indirectamente proporcional a la cantidad de turistas que conocen. Yo presencié en el centro de Chiang Mai como los tais pasaban al lado de un accidentado sin hacer nada, y sólo cuando agarré a uno del cuello y le puse mi teléfono en la oreja logré que llamaran a una ambulancia.

Hasta llegar a despertarme camino del hospital tuvieron que pasar varias cosas. La primera caerme en un buen sitio. De haberlo hecho fuera de la calzada, probablemente nadie me hubiera encontrado en horas. De haberlo hecho en la calzada, en un sitio poco iluminado, probablemente se me hubieran llevado por delante, y teniendo en cuenta que era una carretera de montaña, y de noche, tenía todas las papeletas para ello.

Así que fui a parar con mis huesos al sitio justo, en la calzada pero en un sitio con la suficiente iluminación como para ser visible a distancia.

El día despuésEl segundo golpe de suerte es que alguien se topó conmigo y que además, no sólo paró a socorrerme sino que buscó la forma de trasladarme al hospital más cercano. Mucha suerte. Por un lado, era un viernes, la una de la mañana y una carretera nada transitada. Y por otro, es sabido lo poco propensos que son los tais a meterse donde no les llaman. Es así. El colmo de la buena suerte es que no sólo buscaron como trasladarme a mi, si no que mi moto iba conmigo en el songtaw.

Mi segundo recuerdo es ya en hospital. Todavía desorientado y sin saber qué me había pasado, recuerdo despertarme con los brazos y piernas ensangrentados, y con un fuerte dolor en el pecho. Recuerdo que dos enfermeras me hablaban en tailandés y que yo no entendía un carajo. No era la mejor de las situaciones. En Chiang Mai, así como en Bangkok y en otras grandes ciudades, hay hospitales en los que enfermeras y médicos hablan ingles, ahora, cuando te sales al campo la cosa cambia.

Así que allí estaba, desorientado, sin saber la gravedad de mi situación y sin poder comunicarme con el personal médico, los que por cierto, también estaban pelín desesperados. En esos momentos es cuando empiezas a recordar historias sobre la mala sanidad rural, la mala formación de algunos médicos, en fin, te vienen a la cabeza todas esas historias que llevas meses escuchando. Me recuerdo intentando coger mi cartera para poder enseñar mi seguro médico. No sabía por qué no me atendían en lugar de hacerme preguntas y pensé que igual me preguntan si podía pagar los cuidados necesarios. Desesperante porque me era imposible acceder al bolsillo trasero de mi cartera. En ese momento me puse a llorar como un niño de pecho.

Y de nuevo tuve otro golpe de suerte porque entre sollozos entendí una de las preguntas que me hacían: ¿tienes algún amigo que hable tailandés?

Los que me recogieron de la calzada metieron en una bolsa de plástico mis objetos personales: teléfono, cámara de fotos, dinero suelto y mi cartera, que no estaba en el pantalón como yo creía. Así que la enfermera me alcanzó mi móvil y pude llamar a Juan, un español que vive aquí hace ya muchos años,  y que además de hablar tailandés conoce el sistema hospitalario.

Él me vino a buscar, momento en que yo me relajé considerablemente, y me llevó a un buen hospital en la ciudad donde me trataron estupendamente. En Tailandia conviven los dos extremos sanitarios. Hay hospitales de primer nivel mundial. De hecho, debido a la diferencia de precio con los servicios occidentales existe un cierto turismo médico. Una amiga tai a la que operaron de cáncer, me describía la habitación del hospital RAM de Chiang Mai, y su descripción recordaba más a un hotel de lujo que a una instalación sanitaria. Y en el otro extremo, clínicas en precarias condiciones.

Una semana después estoy sorprendentemente bien. Las heridas que pudieron coser están preciosas y las otras van dejando de soltar pus, y el dolor del pecho disminuye día a día.

En esta situación se agradecen un montón los detalles, grandes o pequeños, que tiene la gente, más aun teniendo en cuenta que uno esta en un país extranjero, con un idioma diferente, que no vivo en el centro de la ciudad y que vivo solo.

Así, Juan me lleva de médicos, Ked viene todos los días a curarme las heridas, Ernesto se viene a cenar para hacerme compañía, mi casero me pregunta todos los días si necesito alguna cosa, ya sea tabaco, agua o medicinas, y me ha repetido hasta la saciedad que le llame a cualquier hora si me surge algo, y los de un restaurante cercano me han dejado una carta y me traen la comida a casa. Y Som, Pon o Tik me llama a diario por si necesito algo más. Y este es el mejor antibiótico cuando está a 14.000 km de la familia y de un entorno conocido.

Y fantástico el trato en el hospital, con una paciencia y amabilidad encomiables. Eso si, se paga. 4 radiografías, limpiarme todas las heridas, que eran muchas, coserme en tres sitios, y los antibióticos y analgésicos para una semana: 1.200 bath, unos 30€.

Otras piticascas: aparecen en escena los camisas amarillos

Ayer leí en el Bangkok Post que los camisas amarillas han empezado a manifestarse en contra de la vuelta de Thaksin, el ex primer ministro. O más concretamente, se manifiestan contra el cambio de leyes que permita a Thaksin librarse de la condena si regresa a Tailandia. Hay que recordar que está en el exilio y que con las leyes actuales, de regresar, iría directamente a la cárcel. También hay que recordar que su hermana es la actual primera ministra de Tailandia.

Sin volver a contar quiénes son unos y otros, que es largo y ya está escrito en este blog, sólo quería apuntar que de esta misma manera empezaron los jaleos años anteriores. Pequeñas manifestaciones de los opositores al gobierno, intercambio de declaraciones, escalada de la tensión, escaramuzas policiales, etc. Veremos como acaba.