Que iluso, pensaba que iba a saltar del asco. Siempre que puedo llevo algún detalle a las chicas del Micasa, un hotel en el centro de Chiang Mai al que llevo a mis visitas. Estuve alojado más de un mes y tenemos una relación muy majeta. Trabajan un montón de horas con un solo día de fiesta a la semana, así que agradecen que les hagan una visita, y si les llevas cualquier detalle mejor.
Esta vez tocaba un detalle con algo de guasa. Esa mañana habíamos estado haciendo entrevistas en varios mercados y siempre comprábamos algo después de las mismas. Así, teníamos fruta extrañísima, lotería y unas asquerosas cucarachas cocidas. Eso si, no cualquier cucaracha, cucaracha de campo, mucho más limpias e higiénicas que las de ciudad, según dicen ellos.
Llevábamos unas pocas en una pequeña bolsita de plástico, junto con su condimento. Y la verdad es que nosotros esperábamos otra reacción.