Me paso en el aeropuerto de Chiang Mai. Al llegar vi los tres coches adornados de lado a lado. Pensé que esperan a algún monje importante y no le presté más atención. En una de las salidas a fumar un cigarrito, observé el movimiento que presagiaba que los monjes estaban a punto de llegar. Esperando estaban los conductores, otros monjes y monjas, gente de uniforme, policías y curiosos.
Sorpresa mayúscula cuando pude ver lo que los coches iban a transportar. No eran monjes…
Me dijeron que eran reliquias budistas.