Los líderes de los camisas rojas habían previsto reunir 1.000.000 cc de sangre, al final, por la falta de voluntarios, se quedaron en sólo 300.000 cc.
Fueron a verter la sangre y se toparon con el cordón policial. Después de negociar, se permitió el acceso a la entrada de la sede del gobierno a 100 camisas rojas y a un sacerdote, que realizo un ritual antes de verter la sangre. Inmediatamente después, personal del Ayuntamiento de Bangkok limpió el vertido, así que el acto se realizó sin incidentes.
A pesar de que se ha reducido el número de manifestantes, el gobierno prevé un aumento de la violencia. Ayer hubo dos ataques con granadas en Bangkok y otro con bomba en Chiang Mai, del que por supuesto, no me enteré. El de Chiang Mai fue con una bomba casera en la casa de alguien, que la verdad, no me he enterado de quien es.
El ex primer ministro, parece ser que desde Montenegro, sigue echando leña al fuego y advierte que la participación masiva es la única manera de presionar al gobierno “si el número de participantes baja seremos vulnerables”. Además, ha llegado a decir que “que el Primer Ministro Abhisit Vejjajiva tiene un trastorno mental similar al de Adolf Hitler” y que “que Abhisit está rodeado de los homosexuales con problemas emocionales”
El gobierno tailandés ha solicitado la colaboración de los servicios de inteligencia de otros países, mejor dotados y más eficaces que los nacionales. Según los informes entregados, se podrían estar preparando dos ataques a sendos rascacielos de Bangkok.
Por la ley de seguridad interna aprobada para combatir más eficazmente la revuelta, el Gobierno tailandés ha prohibido toda manifestación política cerca de la residencia del Primer Ministro, desde hoy hasta el 23 de marzo. Tampoco se permiten los vehículos y la policía esta autorizada para garantizar que se cumpla. Allí no podrán verter la sangre.
En Chiang Mai todo parece tranquilo. Esta mañana he estado un buen rato en la plaza donde están reunidos los Camisas Rojos, y no habría más de 40. He comprado algunas cosas con su simbología y he cotilleado un poco. Todo tranquilo.
Lo de la espera de bombas en los edificios altos de la ciudad ha tranquilizado enormemente a Nieves. Sobre todo porque le habia enseñado el hotel Lebua (espero que den zapatillas) unos 5 minutos antes de leer tu blog.
A mi me sigue dando mas miedo que me intenten sacar sangre que lo de las bombas.
«El superman de los camisas rojas» me da la sensación que no es otro sino «el tio de la vara vestido para la ocasión»
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